"con el paso del tiempo aprendemos a poner tiritas, a ponernos tiritas, a prestarlas, a pedirlas.
Antes lucíamos nuestras heriditas, nuestras señoras heridas, con el orgullo de las muescas que la vida deja sobre la piel y sobre el alma. Buenas dosis de ilusión, de esperanza y confianza que eran el mejor betadine de nuestra mirada en el futuro. Pero tras la piel horadada siempre queda la brecha, el rasguño. A veces la piel no da para cicatrizar con la misma pasión con la que avanzó hacia el filo de la desazón".
el anillo-tirita puedes usarlo cuando quieras, sin necesidad de hacerte un corte, rasguño, moratón, ni nada... y este bonito ratón es un regalo-tesoro "click, click".